En las dos últimas décadas se han producido diversos hitos destacados en investigación y tratamiento del cáncer de pulmón. El descubrimiento de mutaciones, en concreto en el gen EGFR en un subgrupo de pacientes y su posible tratamiento con fármacos biológicos, ha abierto la puerta a la quimioterapia personalizada.
Estos fármacos actúan bloqueando los mecanismos que favorecen el crecimiento y desarrollo celular bloqueando el desarrollo tumoral. Son sustancias más específicas y menos tóxicas.
En sus investigaciones, el Grupo Español de Cáncer de Pulmón, ha demostrado que este tipo de pacientes puede duplicar su supervivencia mediante una terapia oral, frente a la quimioterapia tradicional.
Por eso, las terapias personalizadas, en función de las mutaciones genéticas que presenta cada paciente son la vía de futuro para tratar la enfermedad. Y es que estas mutaciones son, en realidad, ‘dianas biológicas’ que permiten a los oncólogos predecir qué tipo de tratamiento será más efectivo en determinado tipo de pacientes. Este tipo de terapias permiten mejorar la respuesta del paciente a la quimioterapia, mejorando su supervivencia y calidad de vida.
Los centros hospitalarios deben ofrecer a sus pacientes estudios de alteraciones genéticas (bien mediante el envío de muestras a un hospital de referencia o bien porque esté incorporado internamente) y, en caso de que las haya, facilitar un tratamientos específico en función de esta mutación.