Hablamos con el doctor Antonio Calles, Oncología Torácica, Cabeza y Cuello y Sarcoma del Hospital Gregorio Marañón
“Tenemos que estar muy orgullosos de lo que hemos hecho porque, a pesar de lo sufrido, la mayoría de nuestros pacientes han estado a salvo durante la epidemia”
¿Hay un antes y un después tras la crisis sanitaria provocada por el Coronavirus? ¿Cómo se ha vivido desde un hospital como el Gregorio Marañón con gran número de casos?
Hemos pasado por una situación que jamás hubiéramos imaginado que nos tocaría llegar a vivir. Hemos visto un hospital completamente transformado y volcado en atender a los cientos de pacientes que llegaban a Urgencias todos los días durante los peores días de la epidemia, con miles de pacientes ingresados por coronavirus durante estas semanas.
Hemos adaptado la asistencia a los pacientes oncológicos para que pudieran seguir recibiendo sus tratamientos durante la epidemia y no dejar a nadie atrás. Esto ha implicado cambios profundos en las formas de administración de los tratamientos, gestión de pruebas complementarias, seguimientos telefónicos, monitorización de ensayos clínicos, etc. Debíamos salvaguardar el valor de nuestras acciones médicas y nuestros tratamientos sin menoscabo de la seguridad del paciente.
Lo que hemos aprendido en esta pandemia es que cuando todos hemos tenido un objetivo común, y hemos trabajado en la misma dirección, las barreras que habitualmente existen para el cambio desaparecen. Lo que en otras circunstancias se tardarían meses o años en cambiar, o simplemente no se llegaría a realizar, se lograba hacer casi a tiempo real. En definitiva, la transformación sanitaria centrada en el paciente es posible.
En la última edición del Internacional Lung Cancer Summit realizaste una interesante aproximación sobre el impacto en España de la Covid 19 en los pacientes con cáncer de pulmón. ¿Cuáles son las principales conclusiones?
Nuestra experiencia, y la de otros muchos colegas a lo largo del mundo, nos ha servido para constatar que los pacientes con cáncer de pulmón constituyen una población extremadamente vulnerable a la COVID-19. Esto se traduce en una alta tasa de hospitalización, tener más necesidades de oxigenoterapia, mayor riesgo de desarrollar distrés respiratorio y una elevada mortalidad por la infección por coronavirus. Los motivos fundamentales que subyacen son que los pacientes con cáncer de pulmón suelen tener varios factores de riesgo reconocidos para una peor evolución por coronavirus, como son el predominio de sexo masculino, edad mayor de 65 años, presentar comorbilidades y antecedentes de tabaquismo. Además, en zonas duramente castigadas por la epidemia de la COVID-19, los pacientes con cáncer de pulmón, en una situación de triage, raramente son considerados para su ingreso en UCI para soporte respiratorio invasivo.
Sin embargo, los pacientes deben seguir siendo tratados bajo los criterios de la mejor evidencia científica disponible y se deben evitar tratamientos fútiles. No se deberían suspender tratamientos con probada evidencia de mejoría en supervivencia, salvo en casos excepcionales y solo tras una adecuada valoración individual del riesgo/beneficio. Se deben adoptan medidas de minimización de riesgo de contagio por coronavirus, que incluyen entre otras, implantar un sistema de triage a la entrada a consultas/hospital de día, optimización de los regímenes de administración de tratamiento, entrega a domicilio de la medicación, seguimiento telefónico de revisiones, todas medidas encaminadas a reducir el número de visitas al hospital y su duración.
¿Cuáles son los pasos a futuro? ¿Qué hacer para no perder lo avanzando en supervivencia e investigación?
Tenemos que estar muy orgullosos de lo que hemos hecho porque, a pesar de lo sufrido, la mayoría de nuestros pacientes han estado a salvo durante la epidemia. El confinamiento y las medidas de prevención adoptadas en los hospitales han ayudado a proteger a nuestros pacientes de la infección por coronavirus y les ha permitido seguir recibiendo los mejores tratamientos.
Sin embargo, ha quedado patente que nuestro sistema sanitario trabaja al límite de manera habitual, y que una demanda extraordinaria de trabajo es capaz de desbordar todas nuestras capacidades y pone en serio riesgo la asistencia sanitaria y la investigación. Debemos reforzar nuestros equipos con personal, dimensionar plantillas para una nueva realidad asistencial, diseñar circuitos seguros libres de COVID-19 y mantener la asistencia y la investigación en todas las circunstancias.
“Lo que hemos aprendido en esta pandemia es que cuando todos hemos tenido un objetivo común, y hemos trabajado en la misma dirección, las barreras que habitualmente existen para el cambio desaparecen”
Y es que, el cáncer de pulmón es el tumor de los avances. ¿Cómo ha cambiado el abordaje del cáncer de pulmón desde sus inicios hasta la actualidad? ¿Cuáles son los nuevos patrones o tendencias?
Vivimos una época dorada en el ámbito de los nuevos tratamientos para los pacientes con cáncer de pulmón. Se está consiguiendo aumentar la supervivencia de estos pacientes de manera muy significativa, y en algunos de casos hablamos incluso en años. Por un lado, el descubrimiento de mutaciones accionables ha permitido el desarrollo de fármacos dirigidos con una alta eficacia clínica. Esto incluye alteraciones genéticas como mutaciones en EGFR, BRAF, MET o reordenamientos como ALK, ROS1, RET, NTRK. Hay más de 14 tipos de alteraciones conocidas susceptibles de ser tratadas. Además, el conocimiento del desarrollo de mecanismos de resistencia nos permite rescatar a estos pacientes con nuevos fármacos dirigidos. Es el paradigma de una medicina personalizada y de precisión. Debemos avanzar en el diagnóstico molecular, con técnicas de secuenciación masiva tumoral para poder identificar a todos estos pacientes y ofrecerles los mejores tratamientos disponibles.
Por otro lado, la reciente incorporación de la inmunoterapia a nuestro arsenal terapéutico está beneficiando a los pacientes con cáncer de pulmón con enfermedad metastásica, y más recientemente en enfermedad localmente avanzada. Es esperable que la inmunoterapia sea también eficaz en etapas más precoces de la enfermedad y, en este caso, estaríamos hablando de aumentar el número de curaciones además de mejorar la supervivencia. A pesar de existir diferentes tratamientos con base en inmunoterapia (monoterapia, combinada con quimioterapia, o con otras inmunoterapias) seguimos sin poder identificar a los pacientes con cáncer de pulmón que más se benefician del tipo concreto de tratamiento más adecuado para su situación. El reto para la inmunoterapia en cáncer de pulmón será segmentar en distintos tipos de tumores y de respuesta inmunológica para poder tratar con la terapia más eficaz en cada caso, de la misma manera que hacemos para las mutaciones accionables. El futuro será encontrar una inmunoterapia personalizada y de precisión en analogía a los pacientes con cáncer de pulmón con mutaciones accionables.
¿Qué aspectos cree que todavía se pueden mejorar?
Accesibilidad y equidad son grandes retos en nuestro sistema sanitario que deben ser abordados con determinación por nuestros dirigentes para beneficiar a los pacientes con cáncer de pulmón.
Además de las mejoras terapéuticas, debemos avanzar en concienciación social y normalización de esta enfermedad, incrementar la financiación en investigación y promover estrategias de cribado y diagnóstico precoz. Prevención y diagnóstico precoz son las dos medidas que más vidas pueden salvar.
“La Crisis de la Covid nos ha enseñado que la transformación sanitaria centrada en el paciente es posible”
Recientemente hemos celebrado el Día Mundial Sin Tabaco. ¿Cómo valora las medidas de prevención primaria del cáncer de pulmón? ¿Cree que se está haciendo lo suficiente para frenar el tabaquismo?
En España las cifras indican que hemos perdido el terreno que habíamos ganado tras la implantación de la última ley antitabaco. En su momento tuvo un gran impacto pero ha perdido vigencia y se precisa avanzar legislativamente para proteger más a nuestra sociedad de los efectos perniciosos del tabaco, especialmente a los más jóvenes. Restringir el consumo en espacios comunes como terrazas, prohibir fumar en vehículos particulares donde viajan niños en su interior, etiquetado neutro de las cajetillas de tabaco, subida de impuestos al tabaco, y un sistema que asegure el cumplimiento de la ley así como mayor concienciación social son aspectos que deberían incorporarse.
Personalmente creo que durante la crisis de la COVID-19 hemos perdido una oportunidad histórica de legislar más restrictivamente sobre el consumo de tabaco en España. Es inconcebible ver ahora las terrazas de los establecimientos llenas de personas fumando tras superar un confinamiento y con la obligación actual de llevar mascarillas.
¿Está participando en la actualidad en algún estudio del GECP? ¿En cuál?
Acabamos de activar nuestra participación en el Registro de Tumores Torácicos del GECP y nos hemos unido a los estudios GRAVID y al SOLID que son dos iniciativas pioneras para la investigación de la COVID-19 en pacientes con cáncer de pulmón que esperemos sirva para avanzar en el conocimiento de esta enfermedad en nuestros pacientes.
“Los pacientes con cáncer de pulmón constituyen una población extremadamente vulnerable a la COVID-19. Sin embargo, deben seguir siendo tratados bajo los criterios de la mejor evidencia científica disponible y se deben evitar tratamientos fútiles. No se deberían suspender tratamientos con probada evidencia de mejoría en supervivencia, salvo en casos excepcionales”
¿Cómo valoraría la investigación en cáncer de pulmón en España? ¿Qué herramientas o palancas la ayudarían a mejorar?
España está a la vanguardia tanto en la aportación al conocimiento científico, como en la mejora de los avances terapéuticos para los pacientes con cáncer de pulmón. Tenemos el personal y la formación y nos une la motivación para seguir investigando. Pero nos falta mayor coordinación a distintos niveles y ser capaces de generar conocimiento fundamental del tumor que nos permita liderar líneas de investigación independiente. Me gustaría ver a los residentes y adjuntos jóvenes involucrarse desde un principio en proyectos de investigación y que los investigadores más senior y con una carrera más consolidada apadrinaran proyectos de estos jóvenes investigadores.
BIO
Nací en: Madrid
Me formé en: Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos
Trabajo en: Hospital General Universitario Gregorio Marañón
Formo parte del GECP desde: 2009
Lo que más me gusta es: Poder trasladar los nuevos conocimientos científicos al día a día del tratamiento de nuestros pacientes y ver cómo repercute en su calidad de vida y en su supervivencia.
Me gustaría desterrar: El estigma que conlleva esta enfermedad a todos los niveles.
Una curiosidad: Tuve la suerte de asistir a los actos de conmemoración del 10º aniversario del descubrimiento de las mutaciones de EGFR en cáncer de pulmón que se celebraron en el Dana Farber Cancer Institute.